A raíz de la nueva edición (o revisión, no lo tengo claro) de Dungeons & Dragons, las redes y los blogs se llenan de reseñas, opiniones y diferentes discursos que tratan de analizar y mostrar las novedades y cambios con la quinta edición, de 2014. Y te voy a ser totalmente sincero: claro que tengo acceso al nuevo Manual del Jugador, igual que todos los que han puesto un mínimo de interés y han perdido más de un minuto navegando en internet y poniendo cierto nombre propio que todos conocemos en el motor de búsqueda del navegador, no voy a engañarte. Pero qué quieres que te diga, no he tenido tiempo de sacarte la reseña de Planescape, ¿tú crees que voy a ser tan rápido para sacarte la del Player's Handbook de 2024?
Si pensabas que sí, creo que te has equivocado de blog. Mira las entradas, que si Shadowrun, que si Vampiro, que si partidas en el universo el League of Legends, que si batallitas, que si opiniones que no has pedido... Aquí muy actual no he sido nada más que con el Coleccionable de D&D, y porque lo acababa de comprar y lo comentaba con mis amigos al mismo tiempo casi. Vamos, que aquí voy muy a mi bola, así que es probable que no sepas muy bien qué va a ser lo siguiente (eso también indica el motivo del número de visitas que recibe este espacio, la verdad).
Pero hay una cosa que tengo muy clara al respecto de esta nueva edición: no es para mí. Pero no es que no sea para mí por su concepto, sus ilustraciones o por las diversas polémicas que van surgiendo por todas partes y de las cuales prefiero ni hablar, porque ha habido cada texto por ahí que, sinceramente, preferiría no haber leído. Y claro que tengo mis opiniones sobre el contenido que he podido leer, pero quiero darte otra mucho más importante, y que tiene que ver con eso que te decía que no es para mí.
Es que tengo una edición aún entera que explotar, y diez años de manuales que dan para infinidad de horas de diversión. ¿Para qué voy a gastarme de nuevo 150 euros en tres libros de nuevo?
El efecto FOMO
FOMO, del inglés fear of missing out, es una expresión que no había oído hasta hace un par de años, con todo el nuevo entretenimiento de streamings de videojuegos en directo que se ha popularizado desde el confinamiento de 2020 y que consumo cada cierto tiempo. Chavales que se lanzan por ediciones, supuestamente, de lujo de sus videojuegos más esperados que les permiten jugar tres días antes del lanzamiento oficial por un precio exageradamente más elevado, simplemente por ser los primeros en jugarlos, exprimirlos y, después, desecharlos por el siguiente fenómeno de masas que se publique, en una rueda eterna de consumismo exagerado que me sorprende, y me hace sentir muy mayor.
Nunca pensé que lo diría, pero el FOMO puede estar también en el rol. Jugadores y Directores de Juego que necesitan cuanto antes la última edición de un juego para poder actualizarse y seguir adelante con lo último, posiblemente quejándose de los cambios que ha habido porque "esto en mi época era mejor". Mira, no, no era mejor: era diferente y adaptado a los tiempos en los que eras adolescente, o joven adulto. Gente que se suma rápidamente a cualquier publicación para leerla a toda velocidad, vomitar su opinión salvajemente y pasar a lo siguiente. Y ojo, que no veo nada malo en que la gente cambie su edición por la más nueva: lo que estoy criticando es cogérselo simplemente para estar a la última, pero despreciándola al mismo tiempo. Porque sí, amigo, hay gente así.
Evidentemente, de este apartado vamos a obviar a aquellos que nos presentan habitualmente las reseñas de los diferentes juegos, nos presentan los cambios, o simplemente realizar el labor que en otras aficiones llamaríamos prensa. Ahí es muy importante estar al día y comparar, aunque luego en tu vida privada hagas lo que creas conveniente. En este caso hablamos de una labor social, casi un trabajo, que se torna cada día más importante para el resto de la afición.
Si no te gusta, no lo compres
Creo que esto debería ser el principio rector en cosas así: si no te gusta lo que ha salido publicado, no te hagas con eso. Es que ni siquiera deberías tratarlo o mencionarlo. Simplemente pasa del tema y deja a los demás disfrutar de ello. Como he dicho antes, esta nueva edición del decano del rol no es para mí, que no me la voy a comprar; pero es que no voy a comprarme ni esta edición, ni la nueva que saque en el futuro Chaosium de La Llamada de Cthulhu, ni siquiera pienso gastarme el dinero en adquirir una hipotética sexta edición de Vampiro o la enésima interpretación en juego de rol de la Tierra Media. Simplemente porque tengo ya ediciones de cada una de esas líneas de juego y las disfruto a día de hoy, con diferentes cantidades de materiales a mi disposición en todas ellas y con una infinitud de posibilidades simplemente abriendo sus páginas y pretendiendo hacer algo propio, si ese fuera el caso.
Es evidente que los juegos de rol han cambiado en todos estos años, sobre todo comparando tanto los sistemas como los métodos de juego que existen entre todas las líneas y en las diferentes ediciones. Y eso no es nada malo, porque es lo bonito de la vida: todo cambia y sigue evolucionando. ¿Pero sabes qué? Que si te desagrada la nueva edición de Punchinmon, el juego de rol de criaturas de bolsillo coleccionables, seguro que es porque tienes en tu poder una que has disfrutado antes, y que sigues disfrutando a día de hoy. Y si tienes esa edición, ¿para qué quieres la nueva? ¿Por una revisión de reglas que no disfrutas? ¿Por una dirección de arte y unas ilustraciones que te chirrían y desagradan? Pues muy fácil: ¡no lo compres!
Yo sé que no voy a necesitar los nuevos manuales, y en el futuro cualquier campaña o suplemento que salgan de la nueva edición de D&D me pensaré si adquirirlo, igual que estoy haciendo con todo el material que existe de cualquier edición de cualquier juego: ¿lo voy a usar? ¿Voy a disfrutarlo? Si la respuesta es afirmativa, puedo decir que el gasto merecerá la pena. Si la respuesta es negativa, mejor no gastar el dinero e invertirlo en otra cosa.
Tenemos una gran suerte con nuestra afición: todo el material que existe es reutilizable hasta la saciedad, incluso más allá. Deberíamos agradecer que los sistemas y los juegos se actualicen para atraer a más jugadores a algo que nos ha dado tanto y nos ha permitido ser como somos ahora, no criticar y dilapidar cualquier publicación que no nos guste, sobre todo en cuanto al contenido del juego. Las malvadas empresas sólo quieren hacer dinero, cada una decide qué hacer con sus productos y sus líneas de negocio, y, sintiéndolo mucho, tu juego de rol favorito no te pertenece.
Lo único que te pertenece son los libros que compraste en su momento, y es con ellos con los que tienes que disfrutar desde ese momento hasta que te canses de ellos. Pero alégrate de que haya más gente que encuentran en el rol su lugar seguro, como tú hiciste en su momento, porque sólo con la renovación se conseguirá que nuestra afición siga viva.
Estoy de acuerdo. Déjalo pasar si no te llama. Pero también opino que sí, aún a riesgo de sonar un tanto romántico, D&D nos pertenece a cada uno de nosotros y tenemos derecho a verbalizar nuestras opiniones sobre el rumbo que ha tomado el juego oficial. Y debemos recordar que es el juego oficial, D&D se ramifica hasta el infinito, cada mesa de juego es un D&D diferente, todas válidas. Supongo que la gente se siente excluida y eso duele cuando la compañía dice esto ya no es D&D. Lo que me alegra es ver la enorme comunidad de personas que forman esta enorme comunidad de personas que aman las distintas encarnaciones del juego. Todo ese amor y toda esa pasión.
ResponderEliminarCada vez esto se hará más grande y más diverso. D&D oficial es sólo una parte y aunque les pese todos somos D&D, incluso los que nos quedamos atrás.
Por supuesto que se puede verbalizar, pero no pretender sentar cátedra como se ve en algunas publicaciones en RRSS en varios idiomas, la diferencia está ahí; podemos quejarnos, protestar e incluso adaptar lo que nos gusta de lo nuevo y mostrar que funcionaba perfectamente con lo que había antes, pero por desgracia nos pertenece el concepto, no la licencia...
EliminarPor suerte, como dices, el rol es cada vez más grande y diverso. Y también tenemos suerte de poder vivirlo y compartirlo con nuevas generaciones.
Gracias por tu comentario.