A ver, ¿de verdad pensabas que solo iba a tener un punto de vista sobre esto? Lo siento, no te he avisado, pero suelo visitar los dos lados de una opinión para acabar sacando una conclusión, o al menos sacar a la luz diferentes puntos a favor y que tú mismo saques las conclusiones que a ti te favorezcan.
En la entrada anterior te expuse una postura sobre salir de aventuras en la actualidad, que no debería ser rentable económicamente para los personajes y afrontar cada partida y campaña desde el romanticismo propio del espíritu de Bilbo al abandonar la Comarca por primera vez.
Pero ¿qué quieres que te diga? Cualquiera tiene que buscarse algún trabajo para poder medrar y, en los mundos de fantasía que solemos recorrer en nuestras partidas, ¿qué mejor profesión que aquella de recorrer los caminos y desfacer entuertos?
Labrarse un futuro es difícil
Nos pasa en la vida real y es algo que ha ocurrido constantemente: abrirse paso en la vida requiere esfuerzo y no es algo sencillo, salvo que nazcas en un entorno privilegiado. Dejando de lado las dificultades propias de entornos más o menos favorecidos por un entorno geopolítico más o menos estable, una economía más o menos en buen estado y unos servicios mínimos más o menos públicos, esta lucha por mejorar y labrarse un futuro es el pan de cada día de cualquiera, incluyendo a nuestros Personajes, que es el tema de esta entrada.
No es de extrañar que cualquier Personaje se exponga a la posibilidad de sufrir heridas, enfermedades e incluso la misma muerte a cambio de conseguir suculentas monedas de oro y de plata en sus correrías aquí, allá y acullá, sobre todo porque el entorno que le rodea quizá necesite de estos recursos valiosos que está recaudando en cada escapada del hogar para poder medrar, o incluso sobrevivir. Si somos totalmente serios con el tema, que este Personaje salga de aventuras ha hecho que la familia pierda una mano de obra que, en otras circunstancias, podría colaborar para alimentarles y ayudarles a pasar las durezas del día a día, sobre todo teniendo en cuenta que nuestros Personajes suelen estar por encima de la media en cuanto a sus Atributos. Quizá esos mismos Atributos sirvan también en tareas cotidianas, mejor que en repartir castañazos allá donde un PNJ se cruce y guarde un pequeño tesoro.
Por lo tanto, justificar que Mantequilla Cebadona, alegre joven de una villa en expansión cuyos padres regentan una de las tabernas más populares de los alrededores, organice su macuto y agarre una espada de dudosa calidad para salir a los caminos debe ir de la mano de una mejora sustancial de sus ganancias, más allá del coste de la vida diaria que pueda tener un Personaje en la ambientación fantástica de turno, porque si puedo vivir tranquilo aprendiendo el negocio familiar, ¿para qué voy a salir a los caminos? ¿Por ganar algo de fama y tener una experiencia vital? Quita, quita: si no hay dinero, no me muevo de mi pueblecito.
La inversión para un futuro
Como Jugador llega un momento en el que la cantidad de tesoro que has ido recopilando en tus correrías es ingente, enorme, exagerado. No puedes cargar con todo eso, y menos si contamos con el peso real de una mísera moneda de oro, así que calcula lo que tiene que pesarte la bolsa de dinero si lo que te encuentras son cientos de monedas de cobre, muy limitante a la hora de poder llevar el efectivo contigo. Por este motivo, el Narrador nos debería dar la oportunidad de que ese dinero mejore la vida de nuestros Personajes y, por supuesto, la de la familia, amistades y otros allegados que hay a su alrededor.
Claro que no todas las aventuras se resumen en conseguir mucho dinero, pero ese dinero ayuda mucho a poder construirte una casa mejor, que incluya varias habitaciones y un hogar bien construido que reparta el calor por todas ellas. Puede que incluso vayas construyendo, poco a poco, una fortaleza que vaya expandiéndose en un terreno que un señor local no quería para nada y por el que has pagado un precio justo, y que alrededor de dicha fortaleza comienzan a asentarse los trabajadores de tus campos y empiezan a levantarse pequeños negocios que proteges y fomentas. De aquí a influir en la política regional quedan dos pasos, pero quizá lo de convertirte en un noble no sea algo que tengas en mente.
La otra opción, que creo que es la que hemos hecho todos, es invertir en un negocio. La cuestión es en cuál inviertes, porque al final todos tienen sus riesgos: una taberna puede ser el objetivo de ladrones o de otros aventureros igual de pirados que el grupo principal; un comercio puede verse boicoteado o sus compras de más allá de la región asaltadas por bandidos, con la consecuente pérdida de dinero; una casa de apuestas puede salir mal, y que aquellos desdichados que hayan perdido sus ahorros en el interior intenten volarla por los aires; tener que administrar una red de mercenarios o gremio de aventureros conlleva hacer cuentas y pagar a los involucrados, mientras te llevas una comisión por no hacer nada, lo que puede llevar a motines dentro de tu propia empresa si no tienes cuidado. Y así en una infinidad de posibilidades que puedan ocurrírsele al Director de Juego, que muy sabiamente no va a permitir que te acomodes tan fácilmente. ¿Qué es eso de abandonar la posibilidad de salvar el mundo por retirarte a ver la vida pasa cómodamente en una casita con su huerto?
Da lo mismo cuál sea la opción por la que te decantes para mejorar la vida de tu Personaje, en el fondo todo se resume en lo mismo: salgo de aventuras para ganarme la vida. Y es con esta intención que recorres cada metro de cada asquerosa mazmorra olvidada por los lugareños para poder conseguir un beneficio, algo que te permita medrar mediante tu esfuerzo y poder conseguir, si todo va bien, un estilo de vida acomodado antes de cumplir la cuarentena, con tu vivienda en propiedad y sin tener que preocuparte de los gastos durante el resto de tu vida. Eso sí que es una fantasía que todos queremos cumplir.
Todas las opciones son buenas
Exacto: da lo mismo si tu Director de Juego prefiere que te embargue el espíritu aventurero y no obtengas beneficios, o que te llene los cofres del carro que comprasteis entre todos de ingentes cantidades de oro y joyas preciosas: lo importante es el poder disfrutar de las partidas con el resto de tus compañeros, puede que salvando a una nación de un gran mal que la azota, puede que simplemente enfrentándoos a todas las consecuencias derivadas de haberle cruzado la cara a un impertinente noble que se interpuso entre vuestro primer objetivo y vuestra compañía.
Aprovecha cuando obtengas pingües beneficios para poder invertir ese dinero en mejoras para tu Personaje, por supuesto, pero no te olvides de que ese dinero puede ser exagerado a veces. Es en ese momento cuando puedes valorar en qué gastarlo más allá de en su persona, simplemente por el trasfondo que llevas desarrollando desde su creación, antes de la primera sesión, algo que también beneficia a la trama y ayuda a dar más profundidad a la historia que narráis juntos el Director de Juego, el resto de Jugadores y tú mismo. Y así, cuando empiecen a escasear las recompensas, cuando el oro, las joyas y los objetos mágicos comiencen a ser menores, el sentimiento de aventura podrá embriagarte, sabiendo que el resto de las necesidades de tu Personaje, y de aquellos que le rodean, están completamente cubiertas.
En pocas palabras: Juega, disfruta y deja que la aventura te guíe. Eso es lo importante.
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